El concepto de “universo” como
tal, antes de que surgiera el método científico en cierto instante del siglo
XVII, manifiesta una perspectiva teológica. Los dioses, que devendrían un dios
único, organizan a los planetas y las estrellas y hacen surgir al ser humano,
tras dotar a la Tierra de todo lo indispensable para que puedan subsistir. El
siglo XX vio aparecer los medios tecnológicos para la comprobación científica e
incluso experimental, de las principales teorías acerca del nacimiento y
desarrollo del universo. De hecho, hoy más que nunca, los científicos tienen
todo lo necesario para proponer, diferentes modelos del cosmos.
Hasta tiempos muy recientes, se
manejaban al respecto cuatro teorías principales:
Un universo en expansión
Este plausible universo nace
luego de una gigantesca explosión hace unos16 mil millones de años, en un
evento denominado a la postre como el Bing Bang. Tal expansión prosigue y se
piensa como ilimitada.
Un universo pulsante
Tal y como sucede con la
hipótesis previa, el universo se mantiene en una expansión ininterrumpida, pero
llegando a un punto de máxima expansión, algunos científicos consideran que
ahora se contraerá, hasta volver a su espacio original y posteriormente
explotar de nueva cuenta. A este modelo se le conoce como “pulsante” porque
alterna una etapa de contracción y una de expansión. Si al evento explosivo del
modelo previo se le conoce como Big Bang, a este último se le nombra Big
Crunch.
Un universo múltiple
De acuerdo a este modelo, no hay
uno solo sino una infinitud de universos, cada uno de los cuales en una etapa
de Bing Bang o bien, en una dinámica de expansión en distintas fases.
Un universo estacionario
Abierto a múltiples y
contingentes modificaciones, sería el universo que habitamos, definido por su
infinitud y su eternidad.
Una de las teorías cosmológicas
más significativas del siglo XX, fue la Teoría del universo estacionario, planteada
sobre todo por Albert Einstein (1879-1955), y se mantuvo con plena vigencia
hasta bien entrada la década de 1960. Sin embargo, en el presente, la mayoría
de la comunidad científica se ha decantado por el modelo del Bing Bang.
Basamos nuestras teorías en lo que tenemos y lo que alcanzamos a comprender y mientras nuestra conciencia permanezca focalizada en lo que perciben los sentidos y el pensamiento analítico solo estaremos atisbando lo menos esencial.
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