domingo, 26 de mayo de 2013

A prueba la empatía de un estudiante de medicina ante una comunidad marginada.


Una cosa es la teoría y otra, muy distinta, es la práctica. En las aulas de la universidad, en las discusiones de caso,  en los libros de medicina se aprende del diagnóstico y manejo de enfermedades, y someramente, se adquiere conocimiento acerca de problemas sociales que (aun cuando aquejan a una gran población humana, en todas las sociedades)  parecen distantes y ajenos. Evidencia de esta circunstancia, común entre la comunidad de estudiantes de medicina, puede ser la visita a Iniciativa Comunitaria en Hato Rey, Puerto Rico, fundada por el Dr. José A. Vargas Vidot.



 Llegué las facilidades de la Unidad  Kamaria (palabra de origen africano que significa “bajo la luna”), sin ninguna expectativa particular que no fuera cumplir con un requisito de clase. Kamaria, es solo una parte de un complejo sistema de ayuda social, ésta se centraliza en la oferta de asistencia particular  a mujeres en el mercado del sexo, para así “curar” sus síntomas de  adicción a drogas.

 El contacto directo como observador-participante con el lugar, la atmósfera, los colaboradores y participantes  concientiza sobre áreas de exclusión social  y de la carencia de compromiso general que sufre nuestra Isla por parte de los profesionales de la salud, el campo del derecho, educación entre otros; quienes en sus ocupaciones diarias no encuentran como separar un espacio en la agenda para dar la mano el mejoramiento   la calidad de vida de todos. Su acercamiento a la trata de problemas de prostitución/adicción a drogas va enfocado a la mitigación de daños. Sin espolear a las participantes a recurrir a tratamientos de desintoxicación, ofrece servicios de necesidades básicas, médicos, psicólogos, talleres, trabajadores sociales y alimentos; un hogar, ello así que los participantes de la organización reconocen a la unidad Kamaria como “la casita”. La idea concluyente es procurar un panorama brillante en las posibilidades de una vida mejor y más sana, a quienes están sumidos en la oscuridad de sus necesidades creadas.

 Sin lugar a dudas, la colaboración con este tipo de organización vanguardista debe ser un compromiso de todos, ya que sus resultados indirectamente benefician la calidad de vida de nuestras calles, controlando la propagación de enfermedades venéreas, criminalidad y control de drogas.

 En el recuento del día con la organización Iniciativa Comunitaria, puedo dar testimonio de haberme sensibilizado ante las circunstancias de estás mujeres. Más aun, desde el punto de vista práctico en el desarrollo profesional galeno, la participación voluntaria en programas similares a éste es paso en extremo compulsorio durante la ruta de aprendizaje.  Es aquí, el lugar en que se pone a prueba la capacidad de análisis clínico de un futuro profesional de la salud, pues  lejos de ser los casos perfectos que se discuten en clase,  existen numerosos detalles clínicos y circunstanciales cuyos pormenores hay que considerar e integrar al curso del historial médico para un diagnóstico y tratamiento ajustados a las necesidades de la paciente.

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